Cuando hablamos por teléfono,la otra vez, hacía pausas que
duraban segundos .
Pausas apuradas por tragos como secuencias idénticas
,pausas ahogadas en euforia .
Era obvio que estaba tomando.
Se sostenía en el vaso para
argumentar todo eso que ya me había explicado antes con otros vasos igualmente
cargados. .
Y los silencios venían a remarcar
con trazos flúo aquella situación.
No le daba vergüenza tomar
mientras me hablaba porque le salían palabras nuevas como brotes de un jazmin o
como pedacitos de tela florida de esas que se encuentran en las veredas de las
retacerías de Once.
Hablaba de cosas de todos los
dias pero lo hacía como si estuviera parado en otro ángulo de la vereda a dos cuadras del almacén , por encima del
kiosco , detrás de la garita para bondis.
Pa ra entenderlo, decidí ir por
mi vaso y por mis alas.
2 comentarios:
No está mal. Bien escrito.
Se sostenía en el vaso... Exactamente la descripción que hago de un amigo mío. Supongo que yo me sostendré de alguna otra cosa.
Besos
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