contador

domingo, 13 de noviembre de 2011

Otra vida.

  Juan siempre había envidiado la suerte de las personas.

 Verlas hablar,manifestarse,amar ...incluso sus rituales de muerte le resultaban fascinantes.


Su suerte nunca cambió desde que el último de sus engranajes estuvo listo para hacerlo funcionar como reloj...


Su voz ,eran ese eterno tic - tac  y la letanía  de una fría alarma y con sonido metálico.


Su última dueña ,que lo colgó en medio de su blanca sala , lo había bautizado Juan. 


  Seguramente en honor a un recuerdo ,como quienes se escriben y atraviesan la piel con tinta,pero en vez de ello ,nombró a un objeto ,que había sido de una persona que le dejó algo. Desde lo alto de la paréd ,pasó la vida entera .    Sólo que él ansiaba participar.        Quería ser. Muchas veces sintió que estaba cerca,porque le había escuchado decir a alguien que se sentó en la sala ,que si uno desea algo,con mucha fuerza ,se convierte en realidad. Y con cada campanada,él deseaba poder hablar,gritar ,nombrar,maldecir,reir a carcajadas o gemir... " qué hermoso reloj,Mari!" . -ah,es mi Juan... Cansado ,Juan perdió las esperanzas un día y le pidió al tiempo que se lo lleve y así fue.

Lo dejaron dentro de una caja cuidadosamente embalado ,junto con una aspiradora ,varias muñecas rotas
y un placard muy alto ,con un espejo.

No hay comentarios: