contador

miércoles, 23 de noviembre de 2011

Estaba en la vereda fumando cuando escuché el estallido de vidrios contra una superficie.
No le dí  importancia porque la verdad ,no la tenía.
El hijo de puta de Abel se había llevado toda su ropa ,algunos documentos y mi cabeza que ya no me pertenecía.

El relój de la cocina me parecía enorme ahora y su tic -tac me escupía el tiempo en la cara  al igual que el mate y las sábanas que compartí con él.

Pero de algún modo que no  sé explicar , era feliz chapoteando en el barro de mi sufrimiento .


Salía al balcón con los ojos húmedos y la cara desencajada escuchando una y otra vez la misma canción que ladraba  Reed. Me ocupé de cumplir con todos los rituales de un corazón roto ,ruptura y desamor.

Rompí sus cartas, lo llamé para cortar al toque sólo para escucharlo decir "hola"
Estacioné frente a su casa ...

Todas las noches me dormía cada vez más tarde y a veces el dia me encontraba celebrando la tristeza frente al placard vacío .

Comprendiendo que estaba más viva que nunca.



una canción.














1 comentario:

Anónimo dijo...

y ese dia abri la heladera y cocine un pedazo de su cuerpo, todo habia pasado, todo. Y ahora experimento un nuevo comienzo, mas real y unico...