contador

viernes, 8 de abril de 2011

El chico , descalzo,intentaba sumergirse en su vaso repleto de agua.
Ayer, Irene le habría tirado las rosas color té y las cartas.
ÉL, sabiéndose perdido, sse fumó la espera del tren a cualquier punto de la costa, para poder al menos, estrecharle las manos al mar, a quien no conocía.

Pst..., joven, el mar no es una persona, el mar es el infinito mismo, no deje que lo engañe...
Cualquier vaso de agua, a veces , se disfraza y parece un mar.

No hay comentarios: