De la enorme masa que avanzaba lentamente se escuchaba un
solo grito , como de rabia guardada durante mucho tiempo,como con genuino
rencor…” viva la virgen ,carajo”
Unos brazos enfundados en relojes dorados ,unos puños que
hacían saltar las venas y el aliento a vino y a dentífrico .
Caía el sol y les dibujaba la silueta envolviéndolos en un
aura rara ; luminosa y oscura.
El odio ahora se dirigía a la capillita . Ya no eran los que
eran ; eran el odio llevando a una virgen en andas...
Si uno elegía pararse a cierta distancia frente a ellos y
contemplar la escena, podía observar la urgencia de esa virgen por llegar a su
capilla, por librarse de ellos ,por el perfume de sus flores en el jarrón…
Cada año, el trámite se hacía más complicado ,la gente salía
a exorcizar sus odios paseándola cual trofeo de caza y su mirada suplicaba que la dejen descansar
,que estaban San Miguel y San Pantaleón al lado suyo en el altar…
Que ya no quería ser parte en ese ritual de odio e impotencia.
Texto: K .Olivera
Foto: J . Koudelka
Que ya no quería ser parte en ese ritual de odio e impotencia.
Texto: K .Olivera
Foto: J . Koudelka
No hay comentarios:
Publicar un comentario