No iba a llorar Carlitos, no otra vez.
Salió a caminar por una lateral a la avenida , con la idea de no cruzarse con ella , que volvía de la escuela.
Estaba tan tenso y distraído que no contestó el saludo de Don Juan el bicicletero .
Caminaba,mecanicamente,pasos acelerados por la rabia .
Entonces fué que supo qué hacer ; buscó aquella placita cerca del río hasta dar con el banco donde la besó y se perdió en el perfume de su pelo .
En el banco estaban escritos sus nombres y una sentencia " te amo "
Pudo verla sonriendo , con la carpeta y el delantal hechos un paquete al costado ,soñaba despierto que ella lo acariciaba .
Carlitos pensó que sólo le bastaría con destruir todo aquello que contenía algún recuerdo suyo ; pero entonces tendría que deshacerse de su bicicleta , de sus labios y hasta de su nombre...
Respiró. Con una mezcla de cansancio y tristeza se fué a acostar , su mamá , preocupada le llevó un tazón de chocolate caliente .
Tan mal lo vió que se llevó a la hermanita menor a dormir con ella para que no lo molestara...
Carlitos no tenía consuelo; no quería que lo vieran llorar y menos por una nena de 6º grado que ya no quería ser su novia .
A la mañana , cuando despertó ya era grande . Había desaparecido todo rastro de aquella casita donde vivió .
Tampoco quedaba nada de las calles de tierra ni de los paraísos perfumados en septiembre , de los portones enrejados ni de los alambrados que se caían vencidos por el tiempo.
El hombre que había soñado que era chico ,que amaba ,sufría y se avergonzaba de su tristeza había soñado también que era hombre .
Saltaba dentro de una jaula con sus alas verdes repitiendo frases sin sentido , como una radio condenada a transmitir por siempre viejas propagandas de Bardahl.
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